Parroquia de San Francisco, construida entre los siglos XVIII y XIX, luce una portada de dos cuerpos en un curioso agregado arquitectónico en forma de medio hexágono, como hábil solución del alarife Martín Pozos, para servir de contrafuerte a las esbeltas torres de 63 metros de altura, que son una mezcla armoniosa de barroco y neoclásico en sus tres cuerpos; símbolo de la espiritualidad del pueblo alteño, como un himno de cantera que se lanza al infinito.
El interior tiene planta de cruz latina, y en los cruceros se elevan sendas cúpulas que parecen flotar sobre las bóvedas, flanqueando la cúpula central de airoso diseño, obra de Don Teodoro Pozos. En los lunetos y pechinas se aprecian murales del pintor jalostotitlense Rosalío González.
El ciprés de mármol blanco de Carrara, obra del escultor italiano Augusto C. Volpi, está flanqueado por las estatuas de los cuatro evangelistas, similares a las que se encuentran en la catedral de Guadalajara. En el púlpito, también de mármol, se pueden ver tres imágenes martelinadas sobre el mármol negro, que tienen la fidelidad de una pintura.
La ornamentación del templo es plateresca de elegante sobriedad. En el baldaquino central se venera una pequeña imagen hecha de “pasta de Michoacán” traída, al igual que sus similares de San Juan de los Lagos, Talpa y Zapopan, por los padres franciscanos Fray Antonio de Segovia y Miguel de Bolonia, cuando la conquista.
Santuario del Señor de la Misericordia: data de 1852 y su fachada es de cantera rosa con ornamentación neoclásica y dos torres. El acceso es a través de un arco de medio punto flanqueado por pilastras que sostienen el entablamento adornado con dentículos, triglifos y follajes en altorrelieve. Remata la portada una cornisa que sostiene las estatuas de la Fe, la Esperanza y la Caridad.
En el baldaquino que corona el ciprés de mármol blanco, se venera la milagrosa imagen del Señor de la Misericordia, que según piadosa tradición se le manifestó a un humilde campesino, delineada en las ramas de un encino, y es objeto de veneración en el ámbito regional.
En uno de los anexos están expuestos algunos centenares de exvotos o retablos de gran mérito, que a partir del año de 1840 le han dejado sus devotos, y que constituyen el mayor tesoro artístico de Tepatitlán.
El templo de San Antonio, aunque de escaso mérito arquitectónico, se hizo famoso durante la Guerra Cristera porque desde su torre se tiroteaban los cristeros con los federales, posicionados en las torres de la parroquia.
En la arquitectura civil destacan construcciones de estilo afrancesado de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, que muestran una tendencia definida de imitación al “rococó” francés. La arquitectura actual de Tepatitlán es más bien ecléctica, con una mezcla de estilos no exenta de atractivo, y que le dan aires de ciudad moderna, en la que predominan fincas de tres hasta ocho niveles, motivados éstos por el alto valor de los terrenos urbanos; aunque los predios rústicos no se quedan a la zaga en cuanto a precios, lo que habla de una buena calidad de vida y arraigo a la tierra.
Tesoro de Tepatitlán son sus seis Delegaciones: Capilla de Guadalupe, Pegueros, San José de Gracia, Mezcala, Capilla de Milpillas y Tecomatlán.
Capilla de Guadalupe, con 12,000 habitantes y una buena planta urbana, tiene mayor población que 45 municipios del estado. En la delegación de San José de Gracia se encuentra su hermosa parroquia con fachada de tezontle rojo y aplicaciones de argamasa, que le dan armonía y prestancia.
En la “plaza de armas” de Tepatitlán, de ambiente grato y placentero, se eleva un gracioso y elegante kiosco de manufactura francesa, con herrería ornamental, muy similar en su estilo al de la Plaza de Armas de Guadalajara, sólo que sin las cariátides que adornan al de la capital tapatía.
Obras de Arte
La imagen del Señor de la Misericordia, tallada en el tronco de una encina por un escultor anónimo.
Estatuas de mármol de Carrara de los cuatro Evangelistas, obra del escultor italiano Augusto C. Volpi.
Exvotos o retablos del Señor de la Misericordia, que en número superior a 400, son de gran mérito y enorme valor histórico; el primero data de 1840.
Grupo escultórico de “La Piedad” obra de gran mérito, en madera, del escultor Espinoza.